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Foto: L’Osservatore Romano
El Papa Francisco, en una reciente audiencia con el presidente del Consejo Nacional de Colegios de Periodistas de Italia, Enzo Iacopino, llamó a los periodistas a no permitir que su oficio pueda convertirse «en un ‘arma de destrucción’ de las personas e incluso de los pueblos«. Asimismo, recalcó que no «tiene que alimentar el temor frente a cambios o fenómenos como la migración forzada por la guerra o el hambre».
En su discurso, el Sumo Pontífice invitó a los comunicadores a reflexionar sobre tres puntos clave del periodismo: «amar la verdad, vivir con profesionalidad y respetar la dignidad humana». Así, «amar la verdad significa no solamente afirmarla, sino vivirla , atestiguándola con el trabajo… La cuestión –subrayó- no es ser o no ser creyente. La cuestión es ser o no ser honesto consigo mismo y con los demás… En la vida no todo es blanco o negro. También en el periodismo, debemos ser capaces de discernir entre los matices de gris de los acontecimientos que estamos llamados a contar. Los debates políticos, e incluso muchos conflictos, rara vez son el resultado de una dinámica clara, donde se reconoce sin ambigüedades quien está equivocado y quién tiene razón».
Ejercer la profesión de periodista con profesionalidad, en su opinión, quiere decir ante todo «comprender, interiorizar el sentido profundo del trabajo propio. De ahí se deriva la necesidad de no someter la profesión a la lógica de los intereses partidistas, ya sean económicos o políticos», mientras que respetar la dignidad humana «es importante en cualquier profesión, lo es en particular en el periodismo, porque detrás de la simple historia de un caso hay sentimientos, emociones, y en última instancia, la vida de las personas. Muchas veces he hablado de los chismes,como «terrorismo», de cómo se puede matar a una persona con la lengua. Si esto se aplica a los individuos, en la familia o en el trabajo, tanto más cierto es para los periodistas, porque su voz puede llegar a todo el mundo, y esta es un arma muy poderosa».
Por ello, Francisco apuntó que «el periodismo no puede convertirse en un ‘arma de destrucción’ de las personas e incluso de los pueblos. Ni tiene que alimentar el temor frente a cambios o fenómenos como la migración forzada por la guerra o el hambre. Espero que cada vez más y en todas partes el periodismo sea una herramienta de construcción, un factor de bien común, un acelerador de procesos de reconciliación, que sepa rechazar la tentación de fomentar el enfrentamiento con un lenguaje que avive las llamas de la división, y favorezca, en cambio, la cultura del encuentro».
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