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David Jiménez, ex director del periódico El Mundo y autor de El Director, habla sobre su manera de ver el presente y el futuro del periodismo
Carlota Padilla / Marina Forteza (3º de Periodismo y Comunicación Audiovisual)
Un año al frente del periódico le bastó para darse cuenta de que aquello no era como él creía. Manipulación, engaño y desinformación. Los intereses priman por encima de la verdad, una verdad que los lectores necesitan, pero que ha quedado camuflada por el poder político y económico que maneja a los medios. El problema: el periodismo ha dejado de estar al servicio de los ciudadanos. La solución: una nueva generación de periodistas valientes, honestos y preparados para luchar por la verdad. David Jiménez alienta a los futuros periodistas a conocer “el lado más oscuro de la profesión para mejorar las cosas y cambiarlas”.
Pregunta.- Se habla mucho de las presiones sobre los medios, pero más enfocado hacia la publicidad. Vemos que también pasa con la información. ¿Cómo podemos buscar la verdad con esos obstáculos?
Respuesta.- Las presiones más importantes son las menos obvias. Una de las más difíciles de soportar es la presión interna a la que te puede someter un redactor jefe que a la vez está siendo presionado. Como periodista uno tiene que preservar la integridad de su trabajo y construir tu credibilidad. Hay que evitar comprometer la confianza con los lectores. Hay que tener el coraje de decir que no y evitar hacer cosas que vayan en contra de tus principios.
P.- Es lo que usted hizo.
R.- Sí, mientras dirigía el periódico me vi en la encrucijada de tomar decisiones que me perjudicaban pero pensé que había que tomarlas por el bien del periódico.
P.- ¿Es bueno que los medios tengan líneas editoriales o deberían ser todos neutrales?
R.- La diferencia está en la información y la opinión. No hay ningún problema en que los periódicos tengan su posición en algunos temas y en que la expresen en sus páginas editoriales. Pero la información sí que tiene que ser completamente independiente. Uno de los grandes defectos de la prensa española es que la información muchas veces no deja de ser opinión disfrazada.
P.- ¿Ocurre lo mismo en la prensa extranjera?
R.- Los periódicos anglosajones tienen la opinión en soportes distintos y consiguen así que la información sea lo más independiente posible.
P.- ¿Qué opina de diarios como eldiario.es que apenas se financia con publicidad y lo hace con suscripciones? ¿Ayuda eso a la libertad de prensa?
R.- Cuanto más dependas de tus lectores menos dependerás de favores del poder económico y político. Sin embargo, en estos casos hay una limitación ideológica, los suscriptores de este diario tienen una cierta ideología y quieren que la información del periódico la apoye. Yo creo que lo más importante es tener suscriptores de calidad, que valoren el periodismo y la información. Que no se suscriban por afinidad ideológica.
P.- ¿Cómo se han adaptado los periódicos a la era digital?
R.- Mal. Los periodistas son muy conservadores y cuando llegó la revolución tecnológica en vez de verla como una oportunidad la vieron como una amenaza. La estrategia de los medios nacionales ha sido defender lo viejo frente a lo nuevo, nos hemos resistido hasta el último momento, pero para algunos me parece que va a ser tarde…
P.- ¿Morirá la prensa escrita?
R.- No lo creo, siempre habrá gente interesada en ella. Sin embargo, cada vez nos informamos más desde el móvil y hay que adaptar el periodismo a estos formatos. Tenemos que innovar en la manera de redactar las informaciones, no todo tiene que ser como nos enseñaron en la facultad.
P.- Cuando empezó como director de El Mundo dijo que quería seguir teniendo ese papel de corresponsal, pero en los despachos. ¿Cree que ha sido la peor guerra que ha podido cubrir?
R.- Intentar hacer un periódico independiente, riguroso y al servicio de los lectores en lugar de al de los poderes económicos ha sido la batalla más dura. Te enfrentas a adversarios con intereses muy poderosos que no quieren que se conozca la verdad.
P.- Hasta tal punto llega estas presiones que a usted le llega un informe falso para que lo publique…
R.- Durante años en el Ministerio del Interior de España, con el dinero de todos los españoles, se construyó una policía patriótica que entre otras cosas fabricaba informes falsos para atacar a los adversarios. Hubo periodistas que se prestaron a ser utilizados en esas campañas de desinformación. Ahí fue cuando el periodismo en España tocó fondo.
P.- ¿Cómo se puede subsanar esta pérdida de credibilidad?
R.- El periodismo tiene que volver a su esencia: contar la verdad. Los periódicos ya no tienen la intención de hacerlo, trabajan para un partido determinado y han perdido toda su honestidad. Hay que demostrar que eres independiente. Puedes perder tu credibilidad con una simple portada.
P.- ¿Habrá un cambio en los periódicos a partir de su libro?
R.- A corto plazo no lo parece. El libro ha generado un debate y eso ya es interesante. Pero para que haya un cambio va a hacer falta mucho más que un libro. Se va a necesitar una nueva generación de periodistas con principios sólidos que esté dispuesta a decir “no” a las prácticas que han corrompido a una parte de la profesión.
P.- ¿Volvería a El Mundo si eso cambiara?
R.- Si alguien me ofrecería el puesto otra vez de director diría que no, no soy la persona adecuada para ese puesto. Pero si el periódico estuviera en manos de directivos y periodistas honestos y quisieran un nuevo proyecto de periódico, yo estaría feliz de ayudar desde la posición que fuera.
P.- ¿Cuáles son sus próximos pasos?
R.- Hay en marcha una serie sobre mi libro, de la que seré coproductor ejecutivo, voy a escribir más libros, que es una de las cosas que disfruto haciendo y voy a seguir con mis colaboraciones en TVE y en Radio Nacional, sigo yendo por facultades dando clases. Y bueno, intentar seguir dando batalla desde todos los frentes posibles para defender el periodismo en el que creo.