“Hay un genocidio contra los cristianos y la gente mira para otro lado”

por | Abr 25, 2017 | Conferencias

Refugiados de Iraq relatan en el CESAG la persecución religiosa en Oriente Medio

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El Centro de Enseñanza Superior Alberta Giménez (CESAG), adscrito a Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE, ha acogido este martes 25 de abril una jornada sobre la persecución de los cristianos en Oriente Medio. Más de 200 alumnos han escuchado el testimonio directo de dos refugiados cristianos de Mosul (Iraq) y del arzobispo sirio monseñor Nicholas Matti Abd Alahad. Todos han denunciado “el grave genocidio religioso” que existe en la zona y han agradecido la acogida que han tenido en Mallorca.

La directora del CESAG, doctora Julia Violero, ha abierto el acto recordando que existe “un auténtico genocidio ante el cual el grado de reacción de los líderes mundiales es aún muy bajo”. Además, la opinión pública que no se siente perseguida “tampoco ha respondido de manera notable”. “El CESAG quiere irrumpir ante esa conspiración del silencio y denunciar uno de los mayores genocidios de la historia”.

A continuación, Raquel Martín y Ariadna Blanco, de Ayuda a la Iglesia Necesitada, han presentado el Informe de Libertad Religiosa en el mundo 2016. En el 20% de los países se sufren graves violaciones contra la libertad religiosa: expropiación de propiedades, conversiones forzosas, acusaciones de blasfemia, etc. Casi 400 millones de cristianos viven en países con persecución o discriminación. “En Iraq había 1,5 millones de cristianos en 2003. Ahora quedan menos de 300.000. Esto es una auténtica limpieza”. En este sentido, han afirmado que “ocurre lo mismo que en el genocidio nazi. El Daesh lo está repitiendo. Entonces la gente miró para otro lado, igual que ahora”. “Los cristianos son marcados con la Nun, como el nazismo marcaba a judíos con la estrella de David”, han avisado.

Waad Eesse y Fadi Essa, cristianos de Mosul que viven acogidos en la parroquia de Can Pastilla, en Palma, han explicado también su historia. Han señalado que antes de la guerra de Iraq vivían con total seguridad. A partir de ahí, comenzaron los atentados contra su comunidad. Sufrieron ataques con disparos, secuestros, coches bomba mientras iban a la iglesia, etc. “Nos acostumbramos a vivir en esa situación. Cada vez que salía de mi casa, me despedía de mis padres porque no sabía si iba a volver”. Así hasta que en 2014 entró el Daesh en Mosul: “Tuvimos solo 30 minutos para coger las cosas y marcharnos de la ciudad en plena noche”. “Nos dimos cuenta de que no teníamos futuro en Iraq y salimos del país. Allí empezó otra aventura difícil de contar”, han reconocido. No fue nada fácil llegar hasta España. Su familia sigue en el Kurdistán. “Agradezco a todos los españoles y mallorquines la acogida que nos han dado. No tengo palabras. Queremos vivir en paz, sin miedo”, han concluido.

Por su parte, el arzobispo Nicholas Matti Abd Alahad ha señalado que los cristianos “vivían bien” con Sadam Husein y Al-Asad y que ahora “en Siria e Iraq hay una guerra nacional contra los cristianos de Oriente Medio”. Ha afirmado que “desde el siglo IV no ha habido mayor genocidio contra los cristianos” y que “lo que hace Daesh vestido de negro lo hace Arabia Saudí vestido de blanco”. Ha relatado el asesinato de familias enteras y algunas atrocidades que han sufrido sacerdotes. Asimismo, ha aprovechado para criticar a los medios de comunicación por no ofrecer la verdadera realidad de la zona.

La jornada ha terminado con una mesa de debate con Ariadna Blanco, de Ayuda a la Iglesia Necesitada; la exsenadora del PP Gari Durán; el profesor doctor del CESAG Arturo Cadenas, y la profesora del CESAG Xiskya Valladares, reportera en Iraq en diciembre 2014.

El CESAG sigue trabajando para ayudar a las víctimas de la guerra en Siria e Iraq. En 2016 envió más de tres toneladas de material de ayuda para los refugiados.

 

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[toggle_item title=»Esto es lo que nos está pasando en Alepo. Mensaje de 28 de septiembre de 2016 del arzobispo Jean-Clément Jeanbert» active=»true»]
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El mundo entero está aterrorizado ante la visión de Alepo que les ofrecen los medios de comunicación en los últimos días. Un gran número de amigos nuestros en el extranjero se preocupan por nosotros y quieren tener noticias de lo que ocurre. Es evidente que vivimos momentos trágicos de nuestra historia y lo que nos llega, continua haciendo sufrir a Alepo y a sus habitantes, quienes desde hace cinco años no han podido tener ningún respiro, de tal modo han sido acosados y maltratados por los grupos armados llegados, de todas partes del mundo, para traer la llamada guerra santa a un país gobernado por impíos e infieles (¿) Mientras tanto, desde hace cinco años,  estos terroristas imponen su ley, en aquellos lugares en los que las autoridades civiles del país no están presentes. Han sembrado el terror por todas partes, matado a decenas de millares de inocentes, destruido por millares, las fábricas, los comercios y los servicios públicos, saqueado las viviendas y robado, sin ningún problema, los bienes del país y de sus ciudadanos. Han causado  muchas víctimas inocentes, eliminado y asesinado salvajemente, a innumerables personas pacíficas, entre las que se encuentran religiosas, sacerdotes y obispos.

Esto continúa hoy. Esta mañana, una decena de obuses han caído en dos de nuestros barrios residenciales, provocando numerosas destrucciones y produciendo, una vez más, numerosas víctimas entre muertos y heridos. Las batallas han tenido lugar en los barrios de las afueras de la ciudad. Los rebeldes del frente “Al-Nosrat” han intentado volver a tomar posiciones en las zonas consideradas estratégicas, casi totalmente despobladas y casi enteramente destruidas, que ocupaban hasta el pasado mes de junio en la periferia de la ciudad. Las imágenes de estos lugares de desolación total, han sido ampliamente difundidas por las cadenas de televisión. Es ahí donde tienen lugar las grandes batallas en la actualidad.

Habíamos puesto grandes esperanzas en el alto el fuego decidido hace tres semanas. Deseábamos que pudiese permitir una pacificación, seguida de una reconciliación nacional y una vuelta a la normalidad en el país. Desgraciadamente esta tregua, debilitada por las infracciones continuas de los oponentes más radicales, se rompió oficialmente hace unos días, seguido de los ataques inesperados de la Coalición aliada de los rebeldes en Deir El-Zor. Estos ataques se han producido contra una base militar del ejército sirio y han causado la muerte a más de 90 soldados que se hallaban en sus cuarteles, sin contar el número no declarado de heridos. ¿Se puede parar esta reanudación de los combates? Lo deseamos y contamos, para que ello ocurra, con la gracia de Dios, el único capaz de despertar la conciencia de los grandes responsables de tomar las decisiones. El horrible espectáculo de lo que aquí ocurre, es suficiente para sacudir a todo hombre que respete la sacralidad de la vida humana. Si el Sr. Staphan de Mistura consigue relanzar el proceso de paz ya iniciado, podemos esperar una aclaración y quizás incluso resultados concretos de pacificación, requisito previo en las sesiones del diálogo tan deseado.

Lo más duro para los cristianos presentes actualmente en Alepo, es vivir noche y día esta situación de inseguridad desestabilizante y de incertidumbre perturbadora. Tienen miedo del mañana, el porvenir de sus hijos les preocupa enormemente. Imaginar que un día, un estado de obediencia musulmana fundamentalista les será impuesto es, para ellos, una pesadilla insoportable. Esta es la razón por la que nos dirigimos hacia nuestros hermanos en Francia y en toda Europa y les suplicamos que nos ayuden a que esto no ocurra. No les pedimos que hagan la guerra por nosotros, sino simplemente que pongan término a las pretensiones injustas de sus aliados, quienes nos quieren imponer leyes anticuadas, insoportables para un hombre del siglo XXI, que quiere ser libre de escoger su cultura, su modo de vida y su fe.

Hacemos un llamamiento a nuestros hermanos en Francia para que recen por nosotros y para que todos los hombres franceses preocupados por la dignidad del ser humano y enamorados de la libertad, vengan en nuestra ayuda para sacar a nuestro querido país del abismo del régimen fundamentalista al que se pretende que nos sometamos. Por favor, ayúdennos a continuar viviendo dignamente en esta tierra bendita que nos ha visto nacer y crecer.

Jean-Clément JEANBART
Arzobispo de Alepo
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